NATALIA LITVINOVA
A los 36 años, tras haber terminado con su pareja, Natalia regresa a casa de su madre en Buenos Aires, y así emprende un viaje hacia un pasado entre dos mundos: el de su país de origen, Bielorrusia, en el que la autora nació pocos meses después de la explosión de la central nuclear de Chernóbil, en un momento de caos, pobreza y miseria, y el del país de acogida, Argentina, a donde su familia emigró en 1996 en busca de un futuro mejor, pero que se reveló menos acogedora de lo previsto. Mientras ella deshace el tejido de su infancia, los recuerdos empiezan a aflorar; y donde la memoria no llega, la imaginación se encarga de llenar los vacíos de la historia familiar mediante un diálogo imaginario con su abuela materna, Catalina, a la que nunca llegó a conocer.