DELEUZE GILLES
François Châtelet siempre se ha definido como un racionalista, ¿pero de qué racionalismo se trata? No cesa de referirse a Platón, a Hegel, a Marx. Sin em-bargo, sobre todo, es un aristotélico. ¿En qué se distin-gue entonces de un tomista? Sin duda, en la manera de rechazar a Dios, de rechazar toda transcendencia. A todas las transcendencias, a todas las creencias en otro mundo, él las llama «fatuidades».
Nunca hubo una filosofía más tranquilamente atea, salvo la de Nietzsche, evidentemente.?Por ateísmo tranquilo entendemos una filosofía para la que Dios no es un pro blema, para la que la inexistencia o incluso la muerte de Dios no son problemas, sino, al contrario, condiciones que hay que considerar como adquiridas para ha cer surgir los verdaderos problemas: nunca una filosofía se ha instalado más firmemente en un puro campo de inmanencia.