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03 SEP

Autobiografía (o la invención de una biografía de José Saramago)

Por Gabriel Jaime Murillo
Autobiografía  (o la invención de una biografía de José Saramago)

Justo en el año de celebración del nacimiento de José Saramago, llega a las librerías de Medellín el libro Autobiografía, con una sombra detrás, ambos cogidos de la mano de su autor, José Luís Peixoto. Él es el invitado principal a cargo de la flota naval portuguesa que se apresta a desembarcar en el Jardín Botánico durante la Fiesta del Libro 2022. La sombra de ceño fruncido imborrable, solo a veces alivianado ante la presencia de una musa llamada Pilar, es también José. El otro José, Saramago, que se le escurre entre los recuerdos como el agua entre los dedos, cuando pretende someter el itinerario de su vida a su voluntad de escritor de “un texto ficcional de cariz biográfico”. Dicho sea entre comillas, porque así se lo impone el autor que no deja de forcejear con el problema de la identidad personal: ¿Quién soy yo, yo o el otro? ¿Quién eres tú?

 

Esta es una novela genuina, no una biografía prisionera del rigor de la verificación de los datos, más deudora del modo de hacer ficción, que es moldear, dar forma, abrazar esa pretensión de ejercer la libertad que nos dan los sueños, liberados de las causas que producen efectos, tal vez solo con la intención de doblegar a solas (y compartir luego con los lectores cómplices) la realidad que siempre se nos viene encima.   

 

Mientras escribe, José (el Peixoto) no esconde el pudor de sus vacilaciones, sus tanteos a ciegas, y se pelea con la lógica del proceso de enunciación y la identidad de sus personajes en la página 247:

“Empecé a desconfiar con el título, Autobiografía es un espejo, como nosotros somos un espejo.

¿Lo somos?

Sí, lo somos. Pero no confíe demasiado en los espejos, los espejos deforman la realidad. Pero, dígame, ¿siempre lo ha sabido?

Más o menos. El que escribió lo sabía, pero el que trasegaba las páginas, agobiado y atormentado, ese no lo sabía.”

 

Este José (pero ¿cuál de los dos? Sí los dos) es un subversivo de la literatura, aunque solo sea porque nos recuerda a cada paso que en la literatura hay que prestar mucha atención a las apariencias, tanto como a la sabia enseñanza del viejo Saramago quien así la entendía como el resultado de un diálogo de alguien consigo mismo.

 

Este otro José (el invitado que nos trae la novedad de las letras portuguesas) a mí me ha permitido deleitarme con el recuerdo de la fiesta del 8 de octubre de 1998 en Lisboa, un día con nubes, la luz que atravesaba los cristales y las cortinas de tul, el día en que llovieron en toda la amplitud de los cielos de Lisboa libros de Saramago. Ese día en el que le fue concedido el Premio Nobel de Literatura al indomable ateo de Ensayo sobre la ceguera y al cronista de El último año en la vida de Ricardo Reis. ¡Las sombras de Fernando Pessoa todavía escriben!

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